sábado, 3 de julio de 2010

Soledad.


La soledad no es silencio, el silencio no es soledad, algo que oí por ahí, y es muy cierto, lo cual quiere decir que no hay que tener miedo a estar solo, porque una cosa es vivir solo y otra vivir en soledad. En todas las casas esta Dios con nosotros así que empezando por ahí, ya no lo estamos, además es estar con uno mismo y que mejor compañía que eso.

La vida nos da muchas sorpresas y jamás sabemos que pasará el día de mañana, ahora vivimos de un modo, mañana de otro, así que debemos ajustarnos a las circunstancias de la mejor manera posible y no tener miedo a afrontar lo que venga. cuantas veces vivimos en una familia numerosa y poco a poco se van yendo cada quien a hacer su vida, a veces en la misma ciudad otras fuera, pero al final de cuentas quedamos solos, pero es la ley de la vida, solos nacimos, solos morimos.

Lo más bonito es saber vivir y mantener nuestro espíritu alegre, no debemos aferrarnos a nada ni a nadie, porque todo es pasajero, -hasta la vida- así que lo que nos toque vivir y estar en este mundo, hay que hacerlo de la mejor manera posible. Cuantas personas hay que se aferran a la pareja y a los hijos y piensan que si no los tienen el mundo se acaba, y no es así, somos individuales no estamos pegados con los otros y cada quien tiene que vivir su vida a su manera y como mejor le convenga, como dicen vivir y dejar vivir, pensar que los hijos tarde o temprano se irán y la pareja si no hay entendimiento entre ambos también la perderemos. Si se tiene la fortuna de conservarla, ¡felicidades! porque así ya serán dos para acompañarse en el camino de la vida, pero si no, hay que seguir adelante sin miedo, porque solo está, el que así quiere sentirse, la vida es muy bella y siempre habrá algo que nos llame la atención y que nos mantenga ocupados.

Hay que aprender a estar solos con uno mismo, eso hace que nos volvamos más responsables, nos cuidamos mejor porque no tenemos quien lo haga, ¡hay tantas cosas que hacer! más que nada conocernos así mismos, amarnos y apapacharnos, hacer las cosas que antes no podíamos. por estar pendientes de la familia, y darnos los gustos que antes no nos dábamos.

Aprendamos a vivir sin miedo a la soledad porque como dije antes, en realidad no lo estamos, Dios nos acompaña siempre y después de él nosotros mismos, disfrutemos esta etapa de la vida, porque no sabemos que nos traerá el mañana, cada amanecer es una sorpresa y hay que recibirla como venga.

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